A veces necesitas un empujón para iniciar el camino, tienes tanto miedo que haces de un hombro en que apoyarte, de una mano para acompañarte, de una voz para aconsejarte y de un par de oídos para que escuchen. No hay lenguaje en este planeta ni esta dimensión que describa lo agradecido que estás ni lo bien que te sientes.
Vives detalles que le dan un toque diferente a ese instante. La brisa fresca, un atardecer, una sonrisa, un gracias, una oración, un ‘te quiero’ en una mirada. A veces, en la soledad y el silencio puedes descubrir que la vida es más que tu trabajo, que tu pareja, que tu iglesia, que tus problemas y tus circunstancias.
Hoy quiero transformar miedos en sonrisas aun cuando esté hasta el cuello de problemas y que más dá lo demás: la vida se vive, no se pierde el tiempo en comprenderla.
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